Desde tiempos ancestrales, la pregunta de ¿de dónde viene el aceite de oliva? ha intrigado a muchos. Su origen se remonta a la antigua Mesopotamia, siendo una parte esencial de la historia y la cultura mediterránea. El aceite de oliva ha trascendido el tiempo, convirtiéndose en símbolo de bienestar y sabor. A través de los siglos, ha influido en aspectos culturales, medicinales y dietéticos, consolidándose como un pilar de la gastronomía mundial.
El aceite de oliva proviene del fruto del olivo, árbol milenario símbolo de sabiduría, paz y prosperidad. Y los olivos centenarios son tesoros vivientes para la producción de los mejor aceites de oliva. Este valor es bien conocido en Aceites Ferrer, que desde 1995 elaboramos en el Parque Natural de la Sierra de Guara aceites de oliva de gran calidad.
Nuestro secreto no solo reside en la edad de nuestros olivos sino también en las variedades autóctonas que cultivamos: la alquezrana, verdeña y negral. Estas variedades, actualmente en peligro de extinción, son un tesoro y más al estar en un entorno natural incomparable como el nuestro, dando como resultado un aceite excepcional, rico en aromas y sabores.
Veamos en profundidad de donde viene el aceite de oliva
La historia del aceite de oliva es símil de evolución y adaptación. Sus orígenes, arraigados en prácticas ancestrales, han experimentado transformaciones a través de los avances tecnológicos y agrícolas. Sin embargo, su esencia permanece intacta, reflejando un sutil equilibrio entre tradición y modernidad.
El fruto del olivo: el aceite
El olivo, con su robusta presencia es la fuente de este líquido dorado. Estos árboles milenarios, testigos de la historia, son más que productores de frutos, son ejemplo de resistencia y adaptabilidad.
Cultivados en climas mediterráneos, el aceite extraído de las olivas varía en complejidad y carácter según donde se ubican, reflejando las características de cada entorno. Sus frutos ofrecen una rica diversidad de sabores y propiedades, de ahí la importancia de tener variedades únicas como las de nuestra almazara.
Nuestros olivos, con raíces profundas en la tierra y el tiempo, han sido mantenidos a través de generaciones, lo que los constituye en guardianes vivientes de la tradición. Son testimonio de prácticas agrícolas sostenibles y conocimiento transmitido con mimo y saber hacer.
Proceso de elaboración
Para responder a la pregunta de dónde viene el aceite de oliva, es fundamental hacer hincapié en su proceso de elaboración. En Aceites Ferrer hemos ido incorporado tecnologías de vanguardia sin perder nuestra esencia original.
El proceso de producción es un equilibrio de arte y ciencia. La pasión y el cuidado que ponemos en cada botella se hacen evidentes al probar el resultado. Desde la recolección, con una cuidadosa selección de las olivas, hasta la extracción en frío, cada paso está diseñado meticulosamente para preservar la integridad y el sabor puro del aceite.
Variedades autóctonas: alquezrana, verdeña y negral
Lo que nos distingue en Aceites Ferrer es nuestro compromiso con la preservación de nuestras variedades autóctonas de olivos alquezarra, verdeña y negral, actualmente en peligro de extinción y las “joyas de la corona”. Cada una de estas variedades es el resultado de un conocimiento profundo del terreno y del clima de la región. Son cultivadas respetuosamente en terrazas, preservando la biodiversidad del entorno.
Alquezrana, verdeña y negral no son solo variedades de olivas, cada una de ellas aporta un perfil de sabor único, contribuyendo a la riqueza y diversidad de Aceites Ferrer.
La Sierra de Guara
El Entorno de la Sierra de Guara es una apuesta segura cuando te planteas de donde viene el aceite de oliva que pones en tu mesa. Este Parque Nacional es un paraíso para el olivo y por supuesto, un valor añadido para el resultado que da su fruto, el aceite de oliva. Este entorno natural contribuye significativamente a la calidad única de sus aceites, gracias a su rico suelo y medioambiente.
Nuestro olivar es un tesoro paisajístico y cultural, un testimonio vivo de la pasión y la dedicación de tres generaciones de la familia Ferrer en la creación de aceites de oliva excepcionales. Donde hemos querido unir el pasado con el presente para producir aceites de oliva que no solo son deliciosos, sino también parte de un legado cultural, además de saludables.
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